domingo, 21 de febrero de 2010

amores forzados y chafas

una vez escuché o leí por ahí que para escribir bien no hay que encariñarse con las ideas. o sea que, por más que nos guste una idea, si no sale no sale. y forzada, pues sí sale, pero forzada y chafa.
pasa con todo.
pasa con las parejas. de vez en cuando pasa que a alguna despistada o despistado se le ocurre la idea de que alguien es maravilloso. o maravillosa.
y trabaja la idea imaginándose junto a ese alguien supuestamente maravilloso, construyéndole un altarcito (o altarzote, dependiendo de estaturas, pesos y habilidades de cada caso), inventándole cualidades, justificando y soslayando defectos o incompatibilidades.
y mientras más pasa el tiempo más se engrana porque ya es mucho tiempo invertido en esa idea, o porque le da hueva buscarse otra, o porque ya le compró anillo de compromiso a la medida, o por lo que sea.
y si finalmente la idea se materializa, aquella o aquel despistado la estira para que "le quede", aunque en realidad esa idea materializada, ese dizque amor forzado, artificial, le queda como uno de esos suéteres que luego ni tapan el frío y además la hacen a una lucir gorda, aunque ni esté tan de mal ver.
y mientras más tiempo pasa así, más cariño se le agarra al suéter feo. y más difícil es soltarlo.

con suerte algún suceso, algún espejo o alguna vulgar epifanía conseguirán que el despistado o la despistada se dé cuenta de que el suéter se le ve horrendo y además se le mete el frío por ahí; de que con el tiempo y las lavadas ya se llenó de bolitas (y no de las divertidas), tiene agujeros por todos lados (and not in a good way) y sencillamente no funciona.

entonces, quedamos que con suerte, se desprenderá de la idea (o ideo), que quién sabe a qué hora se volvió novia (o novio), que quién sabe a qué hora se convirtió en suéter... o suétera.

y a empezar otra vez (o no).

digo, me han contado.

y en otro orden de ideas, se vende suéter ligeramente usado, talla s... o se cambia por uno talla m, o chamarra de piel.

gracias.

¡ABAJO LAS ETIQUETAS! ¡El sexo es sexo y punto!

Una de las cosas más raras para mí es la etiquetación de determinados grupos según la sexualidad que practican, como por ejemplo, que sin son heterosexuales, homosexuales, lesbianas, bisexuales, transgéneros, transexuales y desde hace como un año, intersexuales, pero ¿acaso una persona por ciertas prácticas debe ser catalogado en alguna de ellas? Podrían ustedes pensar que yo tal vez sea bisexual, pero para esto debe de haber una interacción equitativa entre mi hipotética pareja y su servilleta  o tal vez sería que fuera heteroflexible, pero para esto tiene que haber otras cositas para ponerme la citada etiqueta de una buena vez.

Como tengo ya la sospecha de que los estoy haciendo bolas en tan poco texto, sólo les comentaré que para mí, la sexualidad es el pleno disfrute de nuestro máximo placer sin pensar en “el qué dirán”, “el pecado” y otras telarañas mentales; y que cada quién tiene el sano derecho de disfrutarlo como se les pegue la gana. Por ejemplo, me pongo a mi mismo: me llaman la atención los hombres como fines de excitación y toda la cosa, pero cuando se trata del acto carnal, prefiero hacerlo con una mujer. (CREO :S) Esto podría ser un síntoma de que tal vez esté en lo erróneo, no tenga identidad sexual (por lo que es urgente un acostón, según esta corriente) o que mi subconsciente me indica el quererme volver “machín”, la neta no lo sé, pero aún así la sigo disfrutando y listo, y si todo esto sigue así hasta los 30 o 40 años, pues no importa para mí. Al menos tengo la convicción de que estoy disfrutando mi sexualidad sin que alguien me diga “es que eres un maricón, no te gustan las viejas” o “no mereces ser homosexual, pinche reprimido de clóset”, porque como podrán ver, no soy ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario (al final resultó más revuelto que los cables de mi laptop, sorry). Es por eso que para evitarme problemas conmigo mismo, lo que pienso simple y sencillamente es lo siguiente: “Yo no soy hetero, , ni heteroflexible ni bisexual, solamente soy erickss y punto, y así me siento cómodo”, y por supuesto, a pesar de tener rastros de conservadurismos (secuela de una vida infantil idílicamente religiosa), disfruto como pueda y en la medida de mis posibilidades mi sexualidad, desterrando (o por lo menos, el intento de eso) las cucarachas dizque moralinas que pululan en mis neuronas. Y claro, déjenme decirles que aquí en mi ciudad, cuando me ven, piensan que soy un chavo tranquilo, desinteresado en el sexo y otras cosas, el cual también es aplicable para los amigos-colegas.camaradas del ciberespacio, pero nadie sabe que debajo de esa carita de niño inocente (a mis 20 años, zafo), existe un juguetón sexual con proezas  porque supongo que nadie (mucho menos en un ambiente tan libre como acá) se escandaliza por la masturbación.

Como sea, el caso es que ustedes, car@s lector@s, saben cómo se disfruta la sexualidad: hombres con hombres, mujeres con mujeres, hombres y mujeres, tríos, sadismo, masoquismo (o ambas), heteroflexibilidad, transvestismo, aclarando también que lo único reprobable en términos sexuales es la espantosa trinidad formada por la pederastia, necrofilia y zoofilia (bueno, cuando se trata de dibujos furry, como en mi caso, es aceptable); en fin, es una de las grandes revoluciones de los últimos tiempos, y claro estas luchas por la reinvicación de la diversidad sexual será considerada conquistas cuando ya la sociedad se quiten el chingado velo de la estulta mojigatería (Oh sí, vivimos en un país siempre güey fiel, puag)....
hay !! yoo!! ya me voy !!  ------>

 
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